La compañía que dirige Gabriel Chamé  presentó en las Naves del Español su hilarante versión de la tragedia de William Shakespeare que triunfó en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro

Lo maravilloso del lenguaje del clown es que permite esbozar sonrisas incluso en medio de la tragedia. Sonrisas que, en algunos casos, se convierten inevitablemente en carcajadas, como las que provoca el Othelo que el argentino Gabriel Chamé dirigió en la Nave 2 de Matadero, dentro del ciclo de Teatro Latinoamericano del Teatro Español.

Nunca nos habíamos reído tanto con una tragedia como con esta versión del clásico de Shakespeare, que se presentó el pasado mes de julio en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro donde fue aclamada por crítica y público.

La trama es la misma de siempre: Desdémona se casa con Othelo desobedeciendo a su padre, y los celos de Yago por el éxito y la influencia de Othelo tejen una telaraña de celos y malentendidos que acaban con la pobre Desdémona asesinada por su esposo… Pero la manera de contarla es absolutamente hilarante y revolucionaria.

Aunque asegura que españoles, chilenos, venezolanos, uruguayos, colombianos, brasileños, argentinos… nos solemos reír de las mismas cosas, Chamé reconoce que aquella reacción les tomó por sorpresa. “Fue increíble. Me esperaba que me criticaran mucho más. Yo amo profundamente a Shakespeare. Mi trabajo intenta acercar los clásicos al público más general, pero en estos festivales suele haber gente a la que le molesta que se traten los clásicos así, sin embargo este trabajo fue muy respetado”, explica en entrevista con EL MUNDO.

“Nosotros ponemos el lenguaje payasesco al servicio de Shakespeare. La gente lo ve como algo absurdo y delirante y en el fondo los payasos somos de la época de Shakespeare. En aquella época el teatro no se hacía tan naturalista como lo hacemos ahora, entonces el teatro era de día, se miraba al público…”, comenta Chamé sobre su manera de acercarse a los clásicos.

Insiste el actor y director (fue la voz de Jimmy el Cachondo en la última de Mortadelo y Filemón), profundiza en la teoría de que “se aprovecha mucho más lo dramático a través de lo cómico. A veces es más difícil hacer una comedia de Shakespeare que resulte cómica (porque los chistes quedan muy antiguos), que convertir la tragedia en comedia”.

Chamé retornó a Argentina en plena crisis europea para poner en marcha este proyecto con el objetivo de dar una salida profesional a los alumnos de sus cursos de clown. “Actores fabulosos y muy preparados, pero que no son conocidos”, añade.

En este Othelo, los cuatro actores de que dispone (Matías Bassi, Justina Grande, Hernán Franco y Martín López) hacen la friolera de 13 personajes, jugando con el público a que una barba puesta sobre la cabeza se convierta en un flequillo, por ejemplo. “Es una obra de teatro que tiene un lenguaje de clown; no estamos destrozando la historia. Hay condimentos que permiten tener una presencia actual en la sala, pero Desdémona es Desdémona y Yago es Yago”. “Este tipo de trabajo necesita una escritura en escena, yo no quiero añadirle chistes a Shakespeare, pero cuando trabajo con los actores, sí desarrollamos algunos gags“.

En el origen del minimalismo escénico de Gabriel Chamé está la maestría de Peter Brook y su escenario desnudo. Aquí únicamente hay algunas telas, unas mesas tipo Ikea, unos cuantos cubos y un atril con un siempre vigilante retrato de Shakespeare.

“Es parte de mi investigación teatral, para mí el espacio vacío es básico y tiene que ver con el teatro isabelino y cómo el objeto cuenta mucho dentro de la obra”, termina.